http://www.latercera.com/noticia/opinion/ideas-y-debates/2014/07/895-588243-9-para-una-educacion-de-calidad.shtml
FERNANDO ATRIA afirmó en una columna publicada el domingo pasado en
este mismo espacio que yo quiero que la educación pública sea
deficiente. Le tengo dos buenas noticias: una, que yo quiero que la
educación sea lo mejor posible para todos, especialmente para los más
desposeídos, y la otra, que no conozco a nadie que desee lo que él me
supone.
Afirma erradamente que el sistema vigente trata la educación como el
mercado de los autos. Pero en realidad el sistema no es de mercado puro.
Es un sistema fuertemente intervenido por el Estado -y enhorabuena- a
través de las subvenciones, para que familias modestas puedan acceder a
una mejor educación que la que financiarían con su propio ingreso.
Atria pide argumentos contra la reforma. Veamos algunos. Tener más
recursos ayuda a lograr una mejor educación. Su financiamiento en Chile
proviene tanto de recursos fiscales como privados, vía pagos de las
familias. La reforma estaría prescindiendo de recursos privados
importantes. Los mayores recursos privados eliminados serían los que
pagan en las universidades y también se eliminan los del financiamiento
compartido.
El gasto total en universidades es quizá mayor que el gasto en la
educación general. Gran parte de ese gasto hoy es financiado por los
privados. Si el Estado va a dar universidad gratis, los recursos que
dejarían de aportar los privados los pondrá el Estado. Con esto, gran
parte de los mayores impuestos irán sólo a reemplazar los aportes de las
familias. Lo mismo ocurre con el financiamiento compartido.
El objetivo es ideológico: que todos reciban la misma calidad de
educación y gratis. Pero si uno mira la conveniencia de los alumnos,
sería mejor mantener el sistema que permite recaudar recursos del sector
privado y poder así destinar todos los nuevos recursos de impuestos a
financiar mayores subsidios para los alumnos de menores recursos. Con
esto, habría más recursos con qué mejorar la educación de los menos
pudientes y, si se hacen cosas útiles con esos fondos, se lograría una
mejor calidad de educación para ellos.
En consecuencia, por ideología, el gobierno prioriza que todos
reciban lo mismo, aunque sea una educación peor que la que se podría
lograr, en lugar de que todos obtengan la mejor educación posible.
Otro aspecto contraproducente contra la calidad es eliminar el lucro.
Según Ariztía y Elton (“Matando la Gallina de los Huevos de Oro”), los
colegios particulares aumentaron de 18% de los alumnos en 1980 a 53% en
2012. Este éxodo es señal de que las familias han valorado estos
establecimientos por sobre los estatales que bajaron de 79% a 38% en el
mismo lapso. Según estos autores, 78% de los establecimientos
particulares subvencionados tienen fines de lucro.
Los establecimientos con fines de lucro, entonces, han obtenido
amplia preferencia de las familias. No serán tan malos, ¿no? Esta enorme
cantidad de establecimientos que han sido preferidos, ahora serán
prohibidos.
En suma, la reforma, por razones ideológicas, desecha muchos recursos
privados que hoy ayudan a la educación, concentra el esfuerzo estatal
en las universidades en vez de mejorar más la educación básica y
preescolar, y elimina a los establecimientos con fines de lucro, que son
preferidos por las familias. Estas acciones son ineficientes para
lograr la mejor calidad educacional.
Gerardo Jofré
25/07/2014
Visiones Diferentes de la Educación
Por una Educación de Calidad
En el espacio abierto del viernes, Gerardo Jofré califica como pura
ideología el cambio a una educación gratuita de calidad. Sin embargo, su
posición también es pura ideología y lo que es peor, tergiversa números
que, sin la lectura adecuada, pueden dar impresiones diferentes.
Hoy tengo a mis dos hijos en una institución particular
subvencionada, pero en la elección no pesó el formato económico del
colegio, sino aspectos como la cercanía, infraestructura, el profesorado
y la orientación. La educación de un país necesita ser gratuita y es un
deber del Estado otorgarla, no sólo por ser un derecho, sino porque el
mayor beneficiado con una educación de calidad que no discrimine ni
segregue es el mismo país, pues avanza en su desarrollo.
Por último, la educación gratuita romperá el círculo vicioso que se
ha formado hoy al ser un bien de consumo. Al tener que rentabilizar la
educación, lo que se genera es una saturación de carreras cuyo fin es
priorizar el retorno de la inversión que generan, abandonándose las
vocaciones, el humanismo y la filosofía. Así, se eligen carreras que
sólo enseñan capacidades o competencias maquinales de la profesión y
olvidan (a menos que se trabaje de manera personal) el cuestionamiento,
la investigación y el pensamiento crítico, que fueron otrora pilares de
lo que debe ser la “madre nutricia” en la formación de una sociedad
libre, intelectualmente preparada, inquisitiva y tolerante.
Eduardo Quiroz Salinas
27/07/2014
lunes, 28 de julio de 2014
Por Una Educación de Calidad
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